Los sofistas surgen en el siglo V a.c en Atenas
con la llegada de la democracia, los antiguos filósofos ya no tendrán
valor porque no cubren las necesidades
que los atenienses necesitan, ahora lo principal será la palabra, saber
desenvolverse en el Ágora. Aquí es donde entran los sofistas, ellos serán los
encargados de enseñar a los hijos de los aristócratas la oratoria con el fin de
alcanzar el éxito en la Polis, a cambio reciben un sueldo, por tanto solo las
mejores familias podrán permitírselos.
Su filosofía era novedosa, al contario que el
pensamiento relacionado con los mitos griegos ya no se nacía virtuoso, había
que convertirse a través de la educación. Además tenían una actitud
relativista, consideraban las leyes y cualquier conocimiento, carentes de valor
al no tener un origen divino y tener posibles errores. Junto con esto se
encontraba un tanto de egoísmo, defendían que cada uno velara por su propio
interés, pasando incluso por encima del de la ciudad.
Hoy en día, el significado del término “sofista”
del griego sophía (σοφία), «sabiduría» y sophós (σοφός), «sabio» ha ido
evolucionando y desmereciéndose; si bien Sócrates está en contra de su relativismo ya que solo
servía para conseguir un alto nivel social y dinero, Platón (discípulo de Sócrates)
no va ser menos, se refería a su arte del dominio de las palabras como “captura
de almas” usaban razonamientos engañosos para persuadir, sin buscar la verdad,
con el único fin de su propio interés. Y así continua degradándose hasta
nuestros días.
Reflexionando sobre ellos, me doy cuenta que por
mucho que nos duela reconocerlo practicamos su modelo. ¿Qué fin tiene nuestro
modelo educativo? Busca formarnos para tener éxito en la vida, poder trabajar,
tener una familia… a veces dejando atrás muchas cosas.
Nos vemos
obligados con apenas 13 años a decidir entre unas asignaturas u otras, alguien
que quiera ser un buen ingeniero,
mirando el modelo no necesita reflexionar, solo números y cuentas, como
si el resto no formara parte. Se me
asemeja con los sofistas que dejan de lado los pensamientos para centrarse en
la palabra.
Y no quisiera que me mal interpreten, pero todo
esto no lo aprendemos sólitos, se podría decir que tenemos nuestros sofistas
particulares, los profesores, que a fin de cuentas nos enseñan a conseguir
nuestro objetivo y son pagados por ello, a veces quizá no lo suficiente.
Fueron
los primeros pensadores que cobraron dinero por sus enseñanzas
Aquí os dejo un fragmento de una de mis series favoritas con el gran Merlí hablando de ellos:
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